Yo tenia quince años y un cinturón de hebilla ancha del que me sentía orgulloso; no recuerdo como lo había conseguido, probablemente gracias a nuestro hermano Jose. Tu te enamoraste de él y te empeñaste en quedártelo. No me hizo ninguna gracia, pero te lo quedaste, a cambio recibí más dinero del que nunca había visto en mi vida. -Para que te compres otro-, me dijiste. Así eras tu, imprevisible, generoso siempre conmigo. Ya ves tu de lo que me he acordado en tu despedida... Mi orgullo me ha impedido siempre decirte lo mucho que admiraba tus capacidades, eso si, siempre tuve la lengua suelta para reprocharte tus defectos. Se que no hace falta, y ahora menos que nunca, que te diga que siempre te he estado agradecido. Tuyo es el merito de que encontrase mi estrella, esa que el destino me tenia reservada, o al menos así lo he sentido yo siempre.
Te has ido, tratándose de ti no podía ser de otra manera, de improviso. Has elegido para irte un día de aniversarios, como si quisieras que recordásemos por siempre tu marcha, o más bien lo has hecho a propósito, si, lo has hecho a propósito. ¿Acaso crees que si hubiese sido en otra fecha nos hubiésemos olvidado de ti? No majete, no, de ti uno no se olvida tan fácilmente. Si, te hecho la bronca, no era tiempo aún de que te fueses, teníamos mil discusiones pendientes, mil broncas que montar todavía, mil abrazos que darnos, mil sonrisas que regalarnos, pero no, el señor se va, así a la brava, sin despedirse. ¡Eres un cabronazo!
Me dieron ganas, en tu despedida, de coger a toda la familia e irnos a tomar unos blancos en tu honor, pero tu ya sabes que para eso te necesitamos a ti, nadie va ha saber ya nunca como montar los saraos familiares.
En fin, majete, que nos dejas un vacío difícil de llenar.
No se donde se van los espíritus de los que nos dejan, pero los que allí se encuentren están de enhorabuena, han ganado un espíritu grande, el mejor. Tened paciencia con él. si lo sabéis tratar es un tipo genial, el mejor entre los buenos, a pesar de que yo nunca se lo dije, pero es igual, él ya sabe que su hermano siempre lo admiró, a pesar de los pesares.
Ya ves, has conseguido que vuelva a recordar este lugar y que deje aquí los sentimientos que me despiertas, en público, con lo que a mi me cuesta siempre desnudarme...
Pues nada, ¡cabronazo! Que te guardaré en mi memoria como el mejor de mis hermanos mayores, ¡ah!, y pienso seguir enfadado contigo mucho tiempo, no son maneras de irse.