El año 1975 marcaría de forma vital el resto de mi vida. Una invitación a pasar una temporada, un trabajo con el que no contaba, un encuentro casual, una conversación sobre mi origen geográfico, un flechazo... y todo lo vivido hasta el momento dejó de tener importancia. Nunca me arrepentí, ni sentí esa nostalgia del terruño que muchos sienten. He sido, y soy, razonablemente feliz en el lugar que el destino me reservó. A pesar de ello hoy estoy nostálgico. Nostálgico de aquellos días en que, con veinte años, nos enamorábamos veinte veces por segundo. Y es que las redes sociales también; en ocasiones, nos muestran imágenes, con nocturnidad y alevosía, de aquellos/as que compartieron nuestros días de amor y rosas. Gracias José Antonio (sobrino) y Cristina (hija) por confirmar que mi memoria visual funcionó a la perfección, en esta ocasión al menos. A pesar de los 35 años transcurridos.
lunes, 21 de junio de 2010
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8 comentarios:
Que me vas a contagiar.
Pues las nostalgias viajan de cerquita de tu casa. Cudon.
¿Nostalgia?... Será el cambio de estación.
Nostalgia... Hasta la palabra es bonita.
jejejeje, me encanta¡¡¡¡ y qué bonita es la nostalgia...
el anuncio de Renfe... superior!!!
Ay, me encanta Fermín. Vale, yo en los setenta, no andaba por los guateques, para qué nos vamos a engañar. De hecho, yo ya viví más el pop de los 90. Pero soy superfan de esta música. Me ha encantado. Abrazos ;-)
Es increíble los recuerdos que una imagen en la red puede suscitar.
Amio tu de eso debes saber un montón. Recuerdo ese anuncio, baya si lo recuerdo.
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