"Me gustaría que esta entrada tuviera continuidad en otros "blogs". En tiempos de desencuentros, busquemos lo que nos une. Si tienes fotos del Ebro o el río pasa por tu comunidad, haz una entrada y enséñanoslo". (Tejón, en La Cueva del Tasugo)
Una vez alcanzado nuestro objetivo nos debatimos entre el regreso a casa, o bien acercarnos a la "Bahía dels Alfacs". Pueden más las ganas de disfrutar de nuestra visita anual al delta, que el cansancio acumulado de una jornada maratoniana y decidimos cruzar de nuevo a la orilla derecha del río. Para ello volvemos sobre nuestros pasos y nos dirigimos a la población de La Caba, en busca de uno de los transbordadores que atraviesan el cauce.
Esta actividad, tan vital para los moradores de ambas orillas del río, (el paso de la barca les evita una vuelta kilométrica para pasar de una a la otra orilla), tiene sus días contados. Pronto entrará en servicio el puente que, prácticamente acabado, se ve en el fondo de la imagen. Una buena noticia para los habitantes de la zona y un pequeño desengaño para quien acude a la zona de turista.
Una vez atravesado el cauce, nos dirigimos a Sant Jaume D'Emveja. La calle principal está cortada por fiestas y nos vemos obligados a coger una ruta alternativa, lo cual nos despista y nos mantiene en un bucle durante un buen rato. Cuando al final conseguimos salir de el, equivocamos la ruta y, tras una buena kilometrada, vamos a parar a una gran playa desconocida para nosotros: La Platja de Migjorm, y es que en el delta todos los caminos parecen el mismo.
Ya que estábamos en el lugar decidimos sacar la merienda, no sin miedo a los temibles mosquitos que, a esa hora de la tarde, campan a sus anchas. Por suerte en esta ocasión parece que estaban de huelga. Al regreso a casa el cuenta-kilómetros marcaba 412Km.
Reflexión final:
El río, nuestro río Ebro, ha sido a lo largo de la historia la fuente de entrada en la península de las culturas mediterráneas, que fueron conformando, en una mezcolanza con las culturas autóctonas, lo que hoy somos. El cauce del río une territorios diversos, como diversas son sus culturas y tradiciones. Del estudio de esas culturas y de como se conformaron a lo largo de la historia depende el entendimiento entre sus gentes, salvando peculiaridades, idiomas y organización social. Este entendimiento solo puede darse en un contesto de amplitud de miras y salvando los apriorismos tópicos y típicos que en este nuestro Estado han fomentado aquellos a los que tan solo les interesa la uniformidad. Nuestra cultura es rica y variada, como vario es nuestro territorio. El sentimiento de pertenencia a un pueblo tan solo se forja desde el entendimiento y el respeto mutuo, de formas de hacer y de comunicarse, de los individuos que lo conforman. Desde la imposición de idiomas y formas culturales ajenas se fomenta el enfrentamiento estéril entre culturas.
Cuando un 15 de junio de 1975 hice el camino que une el principio y el final del río, nada sabia de la variedad de culturas que pueblan su ribera. El ansia de despejar la consabida incógnita tan maqueada de: ¡Pero que coño quieren estos!, me llevo a interesarme en el como y en el porqué.Y creo que al final entendí.
Con toda esta perorata no pretendo convencer a nadie, a mi edad ya he renunciado a persuadir a los demás de mis creencias, tan solo quiero que mis amigos sepan lo que pienso y porqué.