La mujer del maquis

Para quien sea cántabro y ande por la cincuentena de años, esta es una historia mil veces oída. Juanin y Bedoya, los últimos maquis de los montes de la Liébana en Cantabria, generaron multitud de leyendas que pasaron de boca en boca durante años. ¿Quien no escuchó alguna vez a sus mayores, por lo bajo y con el miedo latente en sus palabras, referir la triste historia de estos personajes? Con mayor o menor acierto en sus reseñas, seguramente todos en los pueblos de Cantabria oímos decir de algún personaje peculiar aquello de: dicen que anduvo en el monte con Juanin y Bedoya. Tipos peculiares y anónimos a quienes la leyenda alcanzó, tal vez para suerte de ellos, en menor medida.

Hace unos años cayo en mis manos un buen trabajo sobre este tema, realizado por Isidro Cicero : “Los que se echaron al monte”. Ahora y gracias a la carta enviada a los Reyes Magos por mi hermana Rosi, (parece que con los años y a pesar de la distancia ha sabido entender mis preferencias literarias), gracias a ella decía, este fresco ensayo calló en mis manos. Narrado por quienes vivieron la historia en primera persona, creo que da una magistral lección de perdón, que no de olvido, ha aquellos que abogan por acallar lo que en aquellos tiempos aconteció. Dejemos a la ganadora del premio Espasa de Ensayo 2008 que nos esplique su gestación.

Para no olvidar la historia, lo cual no quiere decir que se persiga el revanchismo de ninguna clase. Esto ocurrió en el precioso valle de la Val de San Vicente, en la Marina Occidental de Cantabria. Es curioso, siempre que, desde la carretera de San Vicente de la Barquera a Unquera divisé este espectacular paisaje, me dije que tendría que rendirle visita algún día.

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