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sábado, 21 de junio de 2008

... y van trece

El jueves finalizó un nuevo curso. El número trece, para este que escribe, como conserje-escuela. Trece generaciones de alumnos que dejan de ser niños para alcanzar la categoría de pre-adolescentes. Algunos de los primeros que conocí ya son padres, rondan los veintisietes años. Fue aquella generación que aun permanecía hasta los catorce años, en lo que era la antigua EGB. Pronto veré a aquellos niños pasar por la escuela a dejar a sus hijos, algunos de sus hermanos mayores ya lo hacen. Puedo intuir la sensación de ver a aquellos que, con sus mochilas a la espalda, hace cuatro días se dirigían a las aulas, verlos ahora, como padres responsables, preocupados por la educación de sus retoños.
Bueno, que no era de esto de lo que yo quería hablar hoy. Hoy quería reflexionar sobre si el calendario escolar está bien adaptado a las necesidades organizativas de las familias y a la capacidad de los alumnos para asimilar conocimientos. Comenzaré por la segunda cuestión: Es evidente que no soy ni educador ni psicólogo ni tengo conocimientos técnicos que me permitan aseverar que el calendario escolar sea "sabio". Mi aportación se basa únicamente en la observación diaria de los niños y niñas del lugar en el que trabajo. Desde mi atalaya de observación veo, año tras año, que a partir de primeros de mayo la inquietud de los chicos aumenta considerablemente, se les nota que el cansancio hace mella en ellos. Además en esta tierra en que vivimos, el calor dentro de las aulas comienza a ser considerable, puedo imaginarme las ganas que pueden tener de ponerse ha hacer ejercicios de matemáticas con esas temperaturas.
La otra cuestión la recuerdo como padre, aunque en casa siempre la tuvimos, mas que menos, solucionada, el hecho de tener a la abuela viviendo en casa dio siempre solución a el problema de los meses de verano. Aquí es donde quería llegar, los abuelos. ¿Cuantos abuelos no están siendo los que realmente se ocupan de nuestros hijos? En estos tiempos en que, por suerte, las mujeres se han incorporado de pleno al mundo del trabajo, me refiero al trabajo fuera del hogar, que del otro siempre se ocuparon. Decía que el hecho de que ambos padres trabajen, comporta un problema, demasiadas veces, incompatible, con los horarios de los niños. Lo de la conciliación de la vida laboral y familiar, hoy por hoy, no es más que una declaración de buenas intenciones. La hipoteca; ¡ay la hipoteca!, la letra del coche y todo eso, hacen que, demasiadas veces, las jornadas de los papas se alarguen y, aquello de disfrutar de los nietos, se convierte en padecer a los nietos.
Cierto es que, al menos en Valls, la oferta de actividades deportivas, campamentos y talleres de verano, son abundantes pero, ¿están al alcance de todos los bolsillos? (Quería poner un enlace al "casal d'estiu" que organiza el ayuntamiento, pero no existe. ¿Cuando la Web del ayuntamiento de Valls servirá para algo más que para la propaganda institucional? Un misterio).
Como siempre, faro, atento a la actualidad, nos deleita con su visión del tema, en Diari de Tarragona. (Una abuela es un área de servicio donde repostar amor y tiempo)
¿Que me deparará a mi el destino? ¿Me habré de ocupar de los nietos? De momento solo puedo decir que me muero de ganas de ser abuelo, pero el personal no parece estar por la labor, en fin...

3 comentarios:

JP dijo...

Menos mal que no soy supersticioso, más bien me gusta el 13. Suerte y a disfrutar.

Saludos,

JP
Historias de JP

fermin dijo...

Pues no me había yo fijado en eso del 13. De momento el único que no fue como debía ha sido el 12.

Cèlia dijo...

Un petó i gaudeix d'unes bones vacances merescudes. Aquest matí de diumenge he escoltat el comiat del conductor del programa que fan per a pares a cat. ràdio (el mateix que fa un programa diumenge al vespre a TV3) i ha resumit en 30' el que tothom hauria de tenir clar. Si el/s teu/s fill/s et fan nosa a l'estiu cal replantejar perquè els has tingut. Disfruta'ls home!
Fermí, jo també somio en ser algun dia àvia!

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