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domingo, 5 de octubre de 2008

Verano del 75

Siguiendo con la tradición, una pequeña historia para el reto del Mosquitero en su III edicion


La lluvia golpea los cristales en esta gris tarde de septiembre. Grises nubarrones de nostalgia se agolpan en la mente taciturna del otoñal que, tras los visillos, mira caer la tormenta que anuncia el final del verano. En su anticuado equipo musical la voz cascada de Sabina desgrana la canción más hermosa del mundo.

Su mente vuela a aquella otra tarde lluviosa, en aquel cuarto, de donde uno tras otro, fueron marchado sus amigos de entonces, dando por finalizado el guateque y de paso el verano del 75. Solo quedaron ellos dos, el uno frente al otro, sin saber que decirse. Se asomaron casi al unísono a la ventana para ver alejarse a los que habían compartido aquel verano de playa y excursiones en bicicleta, de guateques y bailes en la plaza, de cines y besos furtivos, de cartas jurándose amor eterno, todo lo eterno que puede ser el amor para los adolescentes. Cuando el último de ellos hubo desaparecido por la esquina del arrabal de San Cipriano, se dispusieron a recoger y ordenar un poco, sin darse cuenta sus miradas se encontraron y la tormenta que desde hacia tiempo se agolpaba en sus corazones estalló con tanta virulencia, que no pudieron ni quisieron detenerla. Conocedores que su historia no podía ir a ninguna parte habían evitado a toda costa que aquello sucediera. Hasta aquel momento… Permanecieron el uno junto al otro hasta que la voz de doña Justa llamando a la cena los sobresaltó.

Al día siguiente Belén marcho para la ciudad junto a sus padres y Enrique se juro que no estaría en Navidad cuando volviese.

Desde aquel día odió con todas sus fuerzas las tardes de lluvia. Quizás por eso se refugió en aquel lugar al sur del sur, buscando huir de los recuerdos de aquel norte lluvioso y gris. Pero aquella tarde algo le decía que en algún lugar del norte, alguien miraba la calle con nostalgias de lo que no pudo ser.

En su anticuado equipo de música sabina repite por enésima vez que el tenia su escondite, su clave de sol, su reloj de pulsera, una lámpara de Alí Baba dentro de una chistera, no sabia que la primavera duraba un segundo, el quiso escribir la canción más hermosa del mundo…

20 comentarios:

Eulogio Diéguez Pérez (Logio) dijo...

Suerte.

AntonioEZafra dijo...

Vaya historia más triste. A veces las cosas que no pudieron pasar son las que en verdad deberían haber pasado.

Amores imposibles, de eso está llena la historia amigo.

Jose Antonio dijo...

Otra vez con bellas historias (aunque triste), suerte amigo.

Saludos.

Anónimo dijo...

Por qué será que las historias tristes nos llegan tanto y tan adentro? Felicidades.Me gusta tu relato.Suerte

fermin dijo...

Es que a mi la lluvia, igual que al protagonista solo me inspira melancolía. La melancolía de mis verdes praderas.
Gracias por comentar.

Naida dijo...

Bonita historia...
Suerte!

Anónimo dijo...

Preciosa historia Fermín... Yo nací en el 75, en aquellos años en los que los guateques eran protagonistas de numerosas tardes como las de tu historia, y ya ha llovido mucho desde entonces....
Quien no tiene el recuerdo de ese primer amor?
Me ha encantado....
Un beso.

m4n010 dijo...

Triste como una tarde de lluvia e intenso como un romance de verano.

Unknown dijo...

tal vez no somos todos tan diferentes, con otras fechas y otros climas, nos encontramos leyendo historias que nos parecen tan nuestras... tal vez todos tengamos un verano de estos oculto en un rinconcito del alma.

suerte con el concurso!

Escarlata dijo...

Muy romántico y triste, como las grandes historias de amor... Mucha suerte!

VIDA dijo...

Absolutamente todos podemos ser los protagonistas de esta historia, la adolescencia marca, y luego... la nostalgia pasa a formar parte de los recuerdos que inspiran sonrisas en vez de tristeza.
Suerte Fermin

Unknown dijo...

Fermín eres un romántico!!! mucha suerte en el concurso!!!

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho tu historia, Fermín, por la época, el ambiente, los romances imposibles, por las miradas trás los visillos...por la enésima vez escuchando la voz de Sabina con la canción más bonita del mundo.
Mucha suerte!

Anónimo dijo...

Pasé a leer tu relato.
Me ha gustado mucho. Está fenomenal.
Me ha recordado a La Tormenta de Georges Brassens, una canción que me encanta.
Está muy bien y me despierta nostalgias de veranos ya olvidados.
¡¡Mucha suerte!!

Anónimo dijo...

Pase para leer y votar. Te deseo la mejor de las suertes.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Hola de nuevo.

Verás, he copiado la iniciativa de algunos de los participantes en el concurso, y querría reproducir en mi blog aquellos relatos que más me han gustado, para poder compartirlos.

Por supuesto. con todas las referencias al blog y al autor del relato.

Me gustaría, si me lo permitieras, reproducir tu relato en mi página:

http://comeduradetarro.blogspot.com

¿Cuento con tu autorización?

Muchas gracias

Matías Mugione dijo...

Me gustó, sobre todo esta parte:
"Quizás por eso se refugió en aquel lugar al sur del sur, buscando huir de los recuerdos de aquel norte lluvioso y gris. Pero aquella tarde algo le decía que en algún lugar del norte, alguien miraba la calle con nostalgias de lo que no pudo ser."

Muy lindo. Suerte en el concurso :)

Anónimo dijo...

Como ves, cuando vengo a visitarte, enredo en tu casa... y llego siempre a algo nuevo... que pase por alto... precioso relato...
Un abrazo

Anónimo dijo...

Me gusto el relato :) Mucha suerte !

Anónimo dijo...

Evocar es identificarse con un relato. ¿Quien no ha sentido algo parecido a lo que has sabido reflejar en el tuyo? Asociaciones que en nuestras mentes siempre nos recordaran un fragmento de nuestras vidas.
Es hermoso
Suerte en el Concurso

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